Recomendaciones para una lactancia exitosa

La lactancia materna es una habilidad que la madre y tu hijo aprenden juntos. Para ayudarte a que tengas una lactancia exitosa veamos a continuación estos consejos para facilitarte el proceso:

1) Sostén a tu hijo piel con piel

Abraza a tu pequeño en tu pecho para darle una suave bienvenida al mundo. Sostener a tu hijo piel con piel ayudará a tu cuerpo a comenzar a producir leche y despertará los reflejos de alimentación de tu hijo.

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Esto significa que tu pequeño comenzará a buscar tu seno antes y tu cuerpo producirá más leche. 

Los niños suelen estar más despiertos e interesados en alimentarse durante la primera hora después del nacimiento. 

Lo ideal es permanecer piel con piel con tu hijo hasta después de la primera toma.

Esta misma preparación la puedes seguir realizando durante los primeros días y semanas después del nacimiento. El contacto piel a piel ayuda a:

  • El amamantamiento
  • Mantener a tu hijo caliente
  • Reducir el llanto y el estrés de tu hijo
  • Regular el azúcar en la sangre de tu pequeño
  • Promover la unión
  • Tu hijo se recupera del nacimiento

¡Tu pareja también puede sostener a tu hijo piel con piel!

2) ¿Cómo alimentar a tu hijo?

Siéntate o recuéstate cómodamente. Es posible que desees utilizar almohadas como apoyo. Hay muchas posiciones para amamantar, así que encuentra una que funcione para ti. Si tuviste una cesárea, es posible que necesites ayuda para ponerte en una posición cómoda.

Relaja los hombros y acerca tu hijo a tu pecho, en lugar de tu pecho al hijo.

Sostén a tu hijo cerca, barriga con barriga, nariz con pezón, barbilla con pecho y trasero pegado a tu cuerpo. 

Sostén firmemente el cuello y los hombros sin empujar la parte posterior de su cabeza, esto puede hacer que se aleje del pecho.

Aprende a extraerse la leche a mano. Unas gotas de leche en tu pezón ayudarán a llamar la atención de tu hijo para que comience a alimentarse.

Durante las primeras semanas, es posible que debas sostener tu seno con la mano al amamantar. Asegúrate de que tus dedos estén alejados de la areola (área oscura).

Descansa la barbilla de tu hijo sobre tu pecho, nariz con pezón hasta que la boca de tu hijo se abra tan grande como un bostezo y tu hijo mueva la cabeza hacia atrás para tomar una gran bocanada de tu pecho. 

También puedes tocar suavemente los labios de tu hijo con tu pezón hasta que su boca se abra mucho.

Cuando tu hijo se alimente, ambos labios deben girar hacia afuera. 

Sentirás a tu hijo succionar suavemente al principio y luego más fuerte con un ritmo de una o dos succiones por trago y pequeñas pausas para descansar.

Cuando tu hijo deje de succionar o se suelte de tu pecho, haz que eructe y ofrécele el otro pecho.

Si necesitas sacar a tu hijo del pecho, coloca suavemente un dedo en la comisura de la boca hasta que rompa la succión.

El estómago de un recién nacido es muy pequeño y no puede contener una gran cantidad de leche. 

Por eso la primera leche que producen tus pechos (calostro) está muy concentrada. 

También es la razón por la que los niños quieren alimentarse con frecuencia al principio, al menos 8 veces o más en 24 horas. 

Esto te ayudará a producir más leche y ayudará a tu hijo a recuperar el peso que perdió en los primeros días. 

¡La alimentación nocturna es importante! Ayudan a iniciar la lactancia y ayudan a tu cuerpo a seguir produciendo leche.

Algunos niños prefieren muchas tomas cortas mientras que a otros les gustan menos tomas más largas. 

Cuidado… No apresures a tu hijo, tómate tu tiempo.

Las primeras 4 a 6 semanas son un período de aprendizaje mientras tu cuerpo desarrolla el suministro de leche y tú aprendes las señales de tu hijo. 

¡El tiempo, la paciencia y el humor pueden ayudar!

3) Busca señales de que tu hijo está recibiendo suficiente leche materna

Una señal de que tu hijo se está alimentando bien es que para el día 6, mojará 6 o más pañales en 24 horas y defecará con frecuencia. 

Otro signo es el aumento de peso. Muchos niños pierden un poco de peso en los primeros días y luego lo recuperan cuando tienen aproximadamente dos semanas de edad.

Cuando tu hijo está amamantando bien y con frecuencia, no hay necesidad de darle ningún otro alimento o líquido, ni siquiera agua.

4) Disfruta de tu hijo

Todos los sentidos de tu hijo se estimulan cuando lo sostienes. Un hijo al que le sonríen, le hablan y lo abrazan se sentirá seguro y protegido. 

La lactancia materna es más que darle a tu pequeño nutrientes y calorías para que su cuerpo crezca. 

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Fortalece el vínculo entre ustedes y es una de las muchas cosas que puedes hacer para construir una relación segura y amorosa.

A medida que tu hijo crece, lo amamantarás con menos frecuencia y las tomas se realizarán en menos tiempo. Esto hace que sea más fácil seguir amamantando durante el tiempo que tu y tu hijo quieran.

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Fuentes:

http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0186-23912015000200011 

10 recomendaciones de oro para conseguir una lactancia materna exitosa

https://www.abc.es/familia-padres-hijos/20130216/abci-lasctancia-201302141049.html?ref=https:%2F%2Fwww.google.com%2F

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